jueves, 30 de abril de 2009

Multimedia, recomendaciones, mayo


Camino (DVD) Javier Fesser (Cameo)
Pamplona, junio de 2001. Camino, una preciosa y dulce niña de once años, vive sus últimos momentos en la habitación de un hospital. Rodeada de familiares, amigos, sacerdotes y un número inusitado de personal clínico, da a todos un casi sobrenatural ejemplo de muerte serena y feliz. En una atmósfera de santidad y cuando parece que la muerte es ya inevitable, ocurre algo extraordinario en la habitación


Sin frenos (CD). La quinta estación. (Sony Music)
'Sin Frenos' es el nombre del nuevo disco de la Quinta Estación y una definición precisa de cómo ha sido su camino hacia el éxito. Ahora, siete años después de su primer trabajo, pretenden continuar con los triunfos con su nuevo disco. 'Que te quería' es la tarjeta de presentación del nuevo disco que salió a la venta en marzo.










Mata Hari (DVD-ROM). (Planeta De Agostini)

Aventura gráfica basada en la vida de la famosa espía de la Primera Guerra Mundial. Presentado en tercera persona, con una gran magnífica recreación de personajes y ambientes en 3D

Adultos, recomendaciones, mayo

Ardores de agosto. Andrea Camilleri. Salamandra
Llega a nuestro país la décima aventura del comisario Salvo Montalbano que, una vez más, debe enfrentarse a un crimen que nadie más es capaz de resolver. En esta ocasión, la acción trascurre en plena canícula. El calor asfixiante del mes de agosto sacude Sicilia pero Montalbano no puede tomarse vacaciones y es su eterna novia Livia quien se desplaza a Vigata, junto a unos amigos, para poder pasar unos días juntos. Los amigos que la acompañan se instalan a unos pocos kilómetros de Marinella, en una solitaria casita frente a la playa que enseguida se revelará como la peor elección posible, ya que parece maldita por una serie de plagas y desgracias. La más notable es la desaparición del hijo del matrimonio, el travieso y consentido Bruno, cuya búsqueda conducirá al comisario a un macabro descubrimiento: un cadáver de una adolescente escondido en un baúl.


Anatomía de un instante. Javier Cercas. Mondadori
Javier Cercas quería escribir una novela sobre 23 F, pero tras reunir toda la información existente sobre ese momento decisivo de la reciente historia de España, se dio cuenta que ninguna ficción podía hacer justicia al material que tenía entre manos. Así a partir de un instante que reúne tres gestos valientes, el de Adolfo Suárez, el de Gutiérrez Mellado y el de Santiago Carrillo, que en medio de las balas disparadas por los secuestradores del congreso se resistieron a lanzarse al suelo el día del golpe de estado. Cercas arma un extraordinario relato, usando ese instante como una mirilla a través de la cual se puede contemplar una época y un país. Con un conocimiento absoluto de las fuentes documentales y un magistral dominio de las herramientas y los recursos del narrador, logra enhebrar en un libro fascinante, la mejor crónica de una jornada decisiva, logrando que al repasar los hechos de aquel día y los acontecimientos que llevaron a él, el lector se sumerja en un tiempo, un ambiente y unas circunstancias. Sin duda alguna estamos ante la obra fundamental de la transición española.

Vals con Bashir. Ari Folman. Salamandra
Beirut, septiembre de 1982. Mientras las tropas israelíes acordonan la zona, las milicias cristianas entran en los campos de refugiados de Sabra y Chatila y perpetran la masacre de cientos, si no miles, de palestinos. Ari Folman, autor de este libro, fue uno de aquellos soldados israelíes, y durante más de veinte años no logró recordar nada del horror de aquella noche ni de las semanas siguientes. Sin embargo, el sueño recurrente e inquietante de un amigo lo motiva para buscar la verdad sobre la guerra del Líbano y encontrar respuesta a una pregunta crucial: ¿qué hizo él durante las horas de aquella despiadada matanza?. Desafiando la amnesia colectiva de sus amigos y camaradas de armas, Folman, con dolorosa franqueza, va uniendo las piezas del macabro puzle y su participación en el mismo. En medio de una lluvia de balas; canciones de rock saturando el aire; bengalas amarillas iluminando el cielo… Los recuerdos se acumulan hasta que Ari Folman llega a Sabra y Chatila y su investigación se encamina hacia un terrible final.

Memorias de una dama. Santiago Roncagliolo. Alfaguara
Un relato de viajes, investigación histórica, aprendizaje y desafíos morales para crear una obra en la tradición de la mejor novela picaresca. Dos historias paralelas que se cruzan. Un joven peruano que busca triunfar como escritor en Madrid y una mujer de la alta sociedad caribeña venida a menos en París. Diana Minetti necesita escribir sus memorias y él necesita que le paguen por escribir.Un thriller literario que repasa las atrocidades cometidas durante las dictaduras de Trujillo en Santo Domingo, Fulgencio Batista en Cuba y las mafias económicas dominantes de Latinoamérica y que pone de relieve las complicidades del poder económico y el poder político durante estos periodos.




Libro de huelgas, revueltas y revoluciones. VVAA. 451 editores

Como ocurre en toda recopilación de textos, los hay más y menos interesantes, si bien es cierto que la función por la que están incluidos en el libro dista mucho de ser meramente estética. Así, un corrido mexicano (’Triste despedida de Emiliano Zapata’) o algunos discursos o proclamas (como el ‘Discurso en las Cortes’ de Clara Campoamor) se erigen como elementos supraliterarios, textos que van más allá de concepciones formales porque su intención es muy otra. Con todo, su inclusión es acertada, o al menos interesante, puesto que ponen de manifiesto la importancia que ha tenido, que tiene la palabra para servir de vox populi y herramienta de difusión de mensajes.Entre los textos más interesantes podemos citar el dedicado a la caída de Lucifer (”El paraíso perdido”, de John Milton), a la revolución inglesa del XVII (con un relato breve de Mark Twain, ‘El sello de la muerte’), al movimiento obrero (con un extracto de “La educación sentimental”, de Flaubert) o a la resistencia antifranquista (”El vano ayer”, de Isaac Rosa).

RELACION DE PREMIADOS EN EL XXV CERTAMEN LITERARIO
VAZQUEZ MONTALBAN

En la categoría infantil A:
1 er Premio: El perro que tocaba Rock and Roll LEELO
Lote libros +CD
Eloy Royo Velilla
10 años

Finalista: Cuerno de Dragón
Lote libros
Marcos García García.

En la categoría infantil b:
1 er Premio: Capricho
Lote libros +CD
Rebeca Fernández Moreno

Finalista
Desierto

En la categoría juvenil:
1 er Premio
Desierto

Finalista:Las aventuras de Miguel: viaje al futuro
Lote libros
Marina Calmaestra Copado

En la categoría adultos poesía:
1 er Premio:Diría
350 €
Rubén Pérez Montesinos

En la categoría adultos relato corto:
1er premio:La última fila (LEELO)
350 €
Mª Concepción Santamaría Corredor

Finalista: Antes que Antonio regrese
150 €
Jesús Arroyo Ordás

Escritura Express
1 er Premio:El viejo
Lote libros
María Puerto

RELATO GANADOR CERTAMEN LITERARIO 2009 CATEGORIA INFANTIL

El perro que tocaba Rock and Roll
¿Qué dirías si vieras a un perro paseando por la calle, de repente se sitúa frente a ti, se pone una chaqueta de cuero, una gorra y unas gafas de sol, saca una guitarra y empezara a rockanrolear enfrente de tus narices, como si nada? Pues bueno, esta es la historia que os quiero contar, aunque, antes de nada, me gustaría hacer una breve presentación:
Me llamo Tim, actualmente tengo 63 años, mi color favorito es el rojo, mi estación favorita es el verano, mi comida favorita es la tortilla de patata, mi raza es hunski siberiano, mi canción favorita es “El cochecito leré” y soy el fan número uno de Tintín y Rex. Bueno, creo que ya nos vamos conociendo un poquito, ¿no?

Ahora, si quieres, empezaré mi historia: Era un día soleado e iba paseando por la calle M. A. Asturias (claro que yo era un perro callejero de 18 años en aquellos tiempos), cuando de repente veo enfrente de mi una perrita mas o menos de mi edad, blanca, de mi raza y con una cara que parecía que la hubieran tallado milímetro a milímetro por el mayor esculpidor del mundo. Llevaba la ropa de perro más moderna y cara que había visto en mi vida. Si fueras un perro (si es que no lo eres) te habrías enamorado de ella al instante como me pasó a mi. Había visto el amor de mi vida y no podía desaprovechar aquella oportunidad. Me acerqué a ella para entablar una pequeña conversación:
- Buenos días –le dije
- Hola, señor –me respondió cordialmente.
- ¿Qué le trae por estas calles?
- Iba paseando, como siempre, pues soy una perra callejera.
- Pe...pero, entonces, ¿cómo consigue tener una ropa tan moderna y cara?
- Que sea una perra callejera no significa que no pueda ir arreglada.
- Estoy verdaderamente asombrado –le respondí.
- ¿Disculpe, qué quería? –me preguntó.
- Bueno, pues...si...podríamos...mmm...quedar...para... ¡continuar esta conversación! –se me ocurrió por fin.
- Diríjase a esta dirección y hablaremos más tranquilamente, tengo prisa –me dijo mientras me daba un papel con una dirección en la que ponía lo siguiente: Calle Somorrostro, el árbol mas grueso y viejo. Toque fuerte siete veces el tronco y a continuación ladre el aullido perruno. Después de eso saldré a atenderle. Fdo: Lola.

Cuando ya había leído la nota y la había guardado en mi abundante pelo, de repente por la esquina salió un coche con unas luces azules y rojas y con un sonido muy desagradable y sonoro.
- Me tengo que ir, ¡adiós! –y se fue corriendo calle abajo dejándome a mi con la palabra en la boca.

Cuando ya se había perdido de vista la oí gritar: ¡¡¡¡VIVA EL ROCK AND ROLL!!!! Naturalmente eso quería decir que le gustaba el rock and roll, así que si quería conquistarla tenía que aprender a tocar ese tipo de música, fuese como fuese. Decidí recopilar todo lo que necesitaría para tocar rock and roll: unas gafas de sol, una chaqueta de cuero, una gorra y, sobre todo, una guitarra. Ahora la cuestión es, ¿dónde conseguiré todo eso? Tenía que encontrarlo como fuera, así que tenía tres opciones: la primera: ir a una tienda o casa y robarlo. La segunda: fabricar todo yo mismo. La tercera: ganarlo todo honradamente dirigiéndome a una tienda. Me equivoqué al elegir, pues elegí la tercera. Para empezar quise conseguir las gafas de sol así que me fui a visionlab donde seguro que encontraría unas buenas gafas. Fue desastroso: primero me acerqué a una dependienta para preguntarle donde estaban las gafas de sol, y lo único que me respondió fue esto:
- ¡Seguridad, seguridad! Un perro callejero no para de ladrarme, ¡y tiene la rabia! –a lo que yo le grité:
- ¡Un respeto señora, por favor! –claro que lo único que hice fue empeorar las cosas.
- ¡¡¡Aaaaagggghhhh!!! ¡Socorro! –gritó ella

Entonces llegaron dos hombres con un caza mariposas (¡que ridículo!) y me persiguieron por toda la tienda. Corrí hasta más no poder, y, cuando estaba casi en la puerta, me acordé de algo: ¡las gafas! Vuelta a empezar: corrí buscando durante diez minutos la zona de gafas de sol, hasta que por fin la encontré, cogí unas gafas negras y volví hacia la puerta. Pasé por entre las piernas de la dependienta, que gritó mucho más fuerte (¡casi me deja sordo!). Cuando salí de la tienda vi que ahora me perseguía una furgoneta con imágenes de perros por todas partes.
- ¡Genial! La perrera –exclamé sarcásticamente

Me persiguieron durante dos horas, hasta que me metí en un callejón oscuro, me escondí en un cubo de basura, y esperé hasta el siguiente día. Al menos ahora tenía las gafas, y un refugio con comida, bebida y donde poder dormir. Me desperté muy cansado al siguiente día, pero con ánimos de seguir buscando mis objetos. Según mi lista, ahora tenía que conseguir la chaqueta de cuero, que compraré a la vez que la gorra, en la misma tienda. Me decidí por ir a H&M, la tienda de ropa más cercana a mi escondite. Cuando llegué determiné que debía realizar una acción diferente a la del otro día. Me acerqué a un maniquí con una chaqueta de cuero y una gorra negra, lo que necesitaba. Lo primero que se me ocurrió fue tirar el maniquí al suelo, sin que me viera nadie saqué la ropa del muñeco y después empecé a ladrar (no demasiado fuerte) para que me oyera la dependienta. Como era de esperar, una chica menuda y huesuda se acercó hacia el maniquí que repostaba en el suelo, y se agachó para cogerlo, mientras murmuraba: “maldito perro”. Mi plan era que cuando se agachara, cogería la ropa rápidamente sin que ni siquiera pudiera saber de que raza soy, pero, como en la otra tienda, perdí los estribos a la primera por su insolencia, y lo que hice fue demencial: nada mas y nada menos que morderle el culo. Inmediatamente pasó lo mismo que en la tienda de gafas, solo que esta vez venían ocho hombres, y no con caza mariposas, si no con escopetas de dardos tranquilizantes. Después de coger la chaqueta y la gorra, velozmente emprendí mi huida. Varias personas fueron alcanzadas por los dardos, que se durmieron profundamente. Salí de la tienda y no encontraba ningún lugar donde esconderme, así que me dirigí hacia la dirección que me dio mi (futura) novia, Lola.

Llegué al tronco más viejo y grueso que vi, seguí las instrucciones que figuraban en el papel, y a continuación, por el agujero del suelo salió Lola. Me dijo que entrara, cosa que yo estaba deseando que ocurriera. Su casa era increíble: una cocina de lujo, cuarenta y tres dormitorios, nueve spas, dieciséis lavabos, tres salas de música, cinco salas de juegos, quince salones de invitados y otras quince salas de estar, ocho invernaderos, y, quince comedores, y, por último, el almacén de comida de ochenta y cinco metros cuadrados. No pude abrir la boca del asombro hasta que me condujo hacia su sala favorita de estar. En ese momento, armándome de valor le dije lo que quería decirle desde hace mucho tiempo:
- Me preguntaba...si....querrías... ¡si querrías salir conmigo! –dije simple y llanamente.
- ¿Cuánto dinero tienes?
- No tengo dinero
- Paso. Necesito alguien rico –respondió rompiéndome el corazón; aunque, por pudor, no derramé las lagrimas que contenía.
- Soy un perro callejero, ¡no puedo tener mucho dinero!, pero, la cuestión es, ¿cómo puedes tener tú tanto dinero?
- Mira guapo, vete enterándote de una cosa: soy una delincuente; vendo armas y drogas al contrabando, robo bancos, examino y localizo el paradero de los enemigos de otros criminales... así, gano una pasta.

No podía creérmelo: ¡Me había enamorado de una criminal! Rápidamente salí de la mansión a toda velocidad, sorteé por entre la gente, los animales y plantas que había por el camino mientras me perseguía la perrera. Encontré un jardín, me metí y me escondí en unos arbustos. Cuando ya se habían perdido de vista mis perseguidores, salió por la puerta de la casa un hombre anciano, que, sin duda, parecía bastante amigable. Sabía que él era mi única esperanza, por lo que me acerqué y le hablé con esperanzas de que me entendiera.
- ¡Por favor señor ayúdeme!, me había enamorado de una perra llamada Lola que le gustaba el rock and roll, así que intenté conseguir los elementos que se necesitan; pero tuve tantos tropiezos con la ley, que no pude conseguir la guitarra y no encontraba ningún escondite así que fui a su hogar, que es una mansión que ha conseguido ganar con dinero que ganaba robando bancos, vendiendo drogas y armas... ¡Necesitó ayuda! –dije entre sollozos.
- Te intentaré ayudar. Por cierto, ¿cómo te llamas?
- ¿Me...ha...entendido...lo...que...le...he...dicho?
- Por supuesto; soy el único hombre del mundo que puede hablar con los animales, pero nadie me cree, y a poca gente le gusta estar conmigo. Piensan que soy un chiflado.
- Pues que sepa que a mi usted me parece que es de lo más gentil y amable.
- Muchísimas gracias. Y ahora, ¿puede decirme su nombre por favor?
- Por supuesto. Me llamo Tim, ¿y usted?
- Yo me llamo Antonio. Encantado
- Igualmente.
- Bueno, ¿y que es lo que querías?
- Una guitarra eléctrica, librarme de la perrera y conseguir un hogar.
- Te puedo conseguir lo que me pides. Soy fabricante de instrumentos musicales, y me gustaría tener un animal de compañía, si quieres, claro.
- ¡Me encantaría, muchas gracias!
- En el sótano tengo guitarras eléctricas, ¿quieres venir a elegir una?
- Vale.
Entré en la casa y bajé por las escaleras hasta llegar al sótano. Había un montón de guitarras: rojas, moradas, azules marino, verdes, potentes, suaves... Elegí la roja (mi color preferido) y potente. Subimos a la primera planta de la casa a probar la guitarra, ¡y la tocaba genial, como un experto! Luego Antonio se fue a la comisaría a defenderme y a denunciar a Lola. Dijo que tardaría alrededor de tres horas en llegar a casa, que no abriera a nadie y que le diera el papel de la dirección de Lola. Cuando llegó, no trajo mas que buenas noticias. Dijo que había revelado mis habilidades con la guitarra, y que una agencia de músicos quería ver mi talento. Por supuesto que accedí a ir, y, aunque no lo creáis, unos perros y yo ahora (en el 2061), hemos sido los sucesores de los Rolling Stones. Ahora vivo en casa de Antonio, que me trajo alguien mucho mejor que Lola, (que está en la perrera). Mi novia desde ya hace 45 años se llama Luna, hemos tenido hijos, y creo que es la mejor vida que alguien pueda desear.

miércoles, 29 de abril de 2009

RELATO GANADOR CERTAMEN LITERARIO 2009 CATEGORIA ADULTOS


LA ÚLTIMA FILA
IREPAU

Todo estaba oscuro. Era una de esas tardes de otoño en la que el cielo se empeña en ponerse gris y amenazar con caer. Una silueta se acercaba muy despacio a un escenario, tentando las suaves butacas de seda hasta llegar a la primera fila. Conocía de memoria la textura de las filigranas que rodeaban la seda de aquellas butacas. Las había acariciado tantas veces que podía dibujar cada detalle con los ojos cerrados.

Las luces estaban apagadas y apenas se entreveían en la penumbra los contornos de algunos objetos situados muy cerca de ella, la concha del apuntador sobre el escenario, el pesado y polvoriento telón, que tantas glorias y algunas decepciones había ocultado a lo largo de su dilatada existencia.

A su izquierda adivinó la silueta de las escaleras por las que se accedía al escenario. Se encaminó hacia ellas procurando no tropezar con las butacas. Cuando al fin estuvo sobre el escenario, respiró profundamente, llenando sus pulmones de ese olor agridulce a madera y cortinajes antiguos que inundaba toda la sala y que tan familiar le era..

Cerró los ojos y por unos momentos algunos de los personajes de tantas y tantas obras recreadas y memorizadas, se agolparon en su mente. Julieta era su preferido, “¡Mi único amor, nacido de mi único odio! ¡Demasiado pronto le vi sin conocerle, y demasiado tarde le he conocido! ¡Prodigioso principio de amor que tenga que amar a un aborrecido adversario!”…, recitó mentalmente ¡Oh! cuanto amor en solo una frase.

Caminó sobre el escenario imaginándose que, vestida con ricos ropajes, esperaba en el balcón la llegada de su Romeo. Ante sus ojos el balcón de los Capuleto tomó forma. La blanca balaustrada rodeada de olorosas buganvillas, el canto de los grillos, acompañando el batir de un corazón enamorado. El olor del jazmín invadió el escenario. Rodilla en tierra, Romeo comenzó su oratoria “Pues oídme serena mientras mis labios rezan, y los vuestros me purifican”

Se giró hacia los palcos saludando ceremoniosamente, agradeciendo tantos aplausos imaginados.

Volvió a caminar sobre el escenario. El eco de sus pasos sobre la madera resonaba en la sala vacía. Un pequeño haz de luz atravesaba el artesonado de la sala y posaba sus rayos sobre el escenario haciendo revolotear las partículas de polvo como pequeños insectos.

No recordaba exactamente el momento en el que el teatro entró en su vida. Cada tarde esperaba ansiosa el momento en el que las luces se apagaban y el pesado telón comenzaba a ascender hacia el cielo. Lo que venía después era magia. Sobre el escenario se recreaban las mas insólitas escenas. Hoy piratas, mañana damiselas, al otro caballeros andantes. Y cada personaje dejaba un poco de sí mismo incrustado en la madera del suelo, en las fibras del telón, en los decorados. Por eso le gustaba tanto entrar cuando todo estaba en silencio. La esencia concentrada entraba por su nariz y llegaba a lo mas profundo de su cuerpo.

Vivía esas historias como si fuese la protagonista. Suplían con creces las muchas carencias que tenía su vida.

De repente se encendieron las luces y la realidad tomó cuerpo, el acomodador la saludó desde la puerta. Bajó las escaleras despacio, despidiéndose poco a poco de su ilusión. Caminó por el pasillo hacia la salida, donde en la última fila le aguardaba su verdadera realidad, una pequeña mesita donde el tabaco, chicles, caramelos de menta y cerillas la unían al teatro desde que era una niña.